lunes, 2 de febrero de 2009

Los Médicos del Tiempo

Los Médicos del Tiempo

Voy a intentar narrar una historia que bien se puede enmarcar dentro del género de la de “Pesadilla antes de Navidad”.

Esta historia comienza en el área de cirugía de un hospital español, donde por ciertos azares de ciencia ficción un grupo de cirujanos son trasladados en el tiempo 100 años atrás a un hospital donde deberán realizar el mismo trabajo actual pero en las condiciones de ese tiempo.

Resulta que este equipo de cirujanos se encuentra en un hospital gobernado por un Director preocupado tan sólo en el trabajo para el que el equipo está ahí, ya que lo que prima es la productividad por que la lista de espera es larga. Este Director del hospital obliga al equipo a realizar 7 operaciones al día, sin depender del horario el cual nunca acaba más tarde de las 9 de la noche. El equipo se ve obligado a operar a todos los pacientes que por allí pasan con el pavor de saber que la mitad de ellos no saldrán de la operación dadas las condiciones inexistentes de esterilidad e instrumental y que muchos de los que llegan son consecuencia de las enormes infecciones y atrocidades que ellos mismos están perpetrando en su quirófano en operaciones anteriores, así como consecuencias graves que vienen de aldeas donde el barbero puede sacar muelas en su barbería, el curandero hace curas de traumatismos graves y la gente se auto atiende con el resultado de que en muchos casos estas prácticas desembocan en complicaciones terribles.

Sin embargo esta angustia del equipo de médicos del futuro, la que ellos mismos están intentando hacer entender a al gente no es entendida por nadie, ni siquiera por los pacientes ni familiares, que entienden como normal que tras una cirugía, tratamiento de aficionados o curas impropias, las probabilidades de mortandad sean muy altas. Por otra parte el Director del hospital está además contento porque su nuevo equipo, con sus capacidades, salva a un 10% más de gente que el resto de equipos, aunque el riesgo de muerte post-cirugía siga siendo del 60%.

El equipo, viendo que la mitad de los pacientes del hospital deberían no estar allí ya que son consecuencia del mismo hospital decide redactar un grupo de medidas para la reforma de los quirófanos, nuevas herramientas, prácticas recomendables, regulación de prácticas peligrosas perpetradas por otros colectivos, etc… Sin embargo el Director no esta presionado, ya que de hecho ha recibido felicitaciones por su pequeño incremento de “productividad”, y viendo que sólo está presionado por su presupuesto, y por el gasto que piensa inasumible a corto plazo de unas mejoras que no “ve claras”, decide que lo más fácil es hacer trabajar al equipo un par de horas más al día, y contratar a un par de barberos, enfermeros y curanderos para que ayuden y aprendan del nuevo grupo.

Es un ejemplo que a cualquier profesional de la medicina horrorizaría, ya que ser obligado a hacer atrocidades y acciones sabiendo que serán la consecuencia de sus siguientes intervenciones y en los peores casos la muerte, seguramente terminaría por volverles locos.

Es una historia que no está tan lejos de nosotros en la actualidad, que de hecho está delante de ti ahora mismo, en el aparato que estás usando para leer esto. Es la situación de todos los profesionales de la Ingeniería Informática, una profesión donde reinan los plazos y la productividad sobre cualquier otra norma, donde los equipos que los desarrollan no tienen porque ser cualificados porque no se pide la calidad que ellos son capaces de dar, que se premia el terminar 5 proyectos anuales y si puede ser 6 mejor, aunque al mitad de ellos sean versiones, repeticiones, revisiones y mantenimientos de otros que a su vez fueron desarrollados de forma igual y donde la única regla es el “todo vale” y el “si tira está bien”. Donde las consultoras y empresas tecnológicas no tienen ningún reparo en hacer verdaderas chapuzas en tiempo récord porque el paciente, perdón, el cliente toma por normal que el ciclo natural del software es el que es y punto, y “así es la vida”. Que no entienden que deberían exigir que un proyecto informático sea duradero, robusto, y no necesite de mucho mantenimiento porque no son cosas del azar sino de los profesionales que lo hicieron. Que ven con recelo las cosas que ahora mismo se reclaman como una regularización y unas atribuciones en el sector pueden causarles un aumento de precio en las peticiones de sus programas, y no ven más allá de su nariz ni piensan que en medio plazo serán ellas las que se beneficien de estas condiciones, de poder exigir y “comprar” garantías de futuro, hacer que las desarrolladoras den y firmen garantías de responsabilidad a largo plazo de los productos y proyectos que realizan.

Así es difícil convencer a un estado que no se ve presionado por los pacientes, que sin saber de su verdadera enfermedad, padecen por lo que ellos mismos piensan que son “causas naturales” aunque los profesionales saben que son prácticas indebidas, y donde los médicos se frotan las manos porque cobran cada consulta a precio de oro sin firmar garantías de futuro. Y de todos es sabido que el tiempo pone a cada uno en su lugar, pero en este caso estamos ante un abismo temporal que va a acabar con la desregulación definitiva y el rejón de muerte a un sector, que por su juventud todavía no ha tenido el tiempo suficiente, ni sus profesionales una proyección para llegar a cargos de poder donde ahora si que tienen cabida otros colectivos que presionan para que no se les quite su pequeña parcela fuera de su finca. INGENIEROS a los que se les ha negado la creación de un organismo estatal (Consejo de Colegios) desde donde intentar hacer entender que las reformas son necesarias si no se quiere dar un paso atrás que dentro de unos años veremos como un gran error histórico.

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